La luz, mi luz,
deslumbrante destello ,
odiada por el injusto,
querida por el justiciero.
Tan amable y gentil,
con su cálida presencia
es capaz de iluminarnos
en las noches más intensas.
¡Oh luz!
Ilumina mi camino
aleja a los malvados
y agudiza mis sentidos.
¡Oh luz, mi luz!
Con sólo ver tu resplandor,
ya no importa más nada,
porque mi único deseo
es ahora tenerte al frente,
y porque eres tan perfecta,
tan envidiable, incandescente,
que hasta en los dioses
causas ambición,
y calidez al indegente.
Me seducen tus encantos
y en mi cabeza
no queda rastro
de mi tristeza.
¡Oh luz, mi luz!
Que por tí mi vida ofrezco,
y a pesar que muero
en mi tonto esfuerzo
de estar a tu lado,
lo que es absurdo,
pues sólo una polilla soy,
y tú mi firmamento,
no me arrepiento.