Caminar por la calle
y encontrar un mendigo,
es llorar por dentro
por su falta de abrigo.
Cuando muchas gentes
teniendolo todo,
no comparten nada
acaparando todo.
Mirar al desvalido
extendiendo su mano,
a veces en invierno
soportando un crudo frío.
Es llorar por dentro
y sentir lo sufrido,
algunos que los ven, son compasivos
y muchos otros, desentendidos.
Mirar al mendigo
es vivir por instantes
lo que el sufre y ha sufrido,
es extender por un momento nuestra alma
y ser mas compasivo.
Ayudar a un mendigo, es sentirse vivo.
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