Lissi

EL BAÚL ROJO (LOS RECUERDOS DE LUISA)

A Luisa le gustaba mucho hurgar en los baúles  y cofres que sus abuelas mantenían en sus dormitorios, imaginaba que los mismos habían llegado hasta casa en algún barco y que podían contener tesoros muy preciados de la familia.  En casa de la abuela materna había un baúl rojo que llamaba poderosamente su atención.  Esperaba que todos se fueran a sus tareas habituales para poder tener a su entera disposición aquel pesado baúl. 


 Abrir su tapa significaba un gran esfuerzo, pero para las pequeñas manos de Luisa no había obstáculos.  Acariciaba el interior de la tapa que tenía un precioso estampado azul, que le hacía recordar el mar.  Luego, sus ojos descubren un precioso vestido de seda con flores celestes, era el vestido que su tía había usado durante la coronación como reina de la fiesta de San Sebastián.  Con el vestido en su regazo, un puñado de imaginarias estrellas adornan sus claros cabellos y la hacen pasear en carroza por el fresco y oloroso corredor, hasta que un sordo silbido la despierta de sus sueños de realeza.  Era, su hermano menor escondido bajo una de las mesas quien practicaba su destreza para silbar.

 

 Pasados los días, Luisa nuevamente abre el baúl y encuentra una cajita transparente,  verde como las esmeraldas; en ella se guardaba un prendedor y un par de aretes de piedras blancas, como los caracoles del río.  Con ese tesoro, se coloca frente al espejo y decide usarlos para parecerse a mamá en la fotografía de su juventud.  Y la búsqueda de objetos y recuerdos continuó por varios días.  No quiso tomarlos todos de una sola vez para poder soñar con cada uno de ellos.  Encontró una toga blanca y un sombrero de graduación, aunque arrastraba el largo traje, sentía que había crecido varios centímetros  y se veía quizá como una maestra, aquella que podía dominar…las palabras.

 

Por último, un vestido de tul verde obscuro salió de su escondite, ¿qué historia podría contarle o cuáles imágenes danzarían en su cabecita fantasiosa?  Se lo colocó encima y el vestido parecía que bailaba con ella, quería contarle de una noche maravillosa que su dueña vivió durante el baile de la juventud que celebraban cada segundo sábado de diciembre.

 

Lissett, 21 agosto 2013