Misterioso y celestial, fulgor de los retozos
elevándose en vuelo sobre los cirros blancos
apareciendo raudo para abrir los estancos
en cierre de la gruta, arca de los sollozos,
brilla luz en el polvo causante de alborozos.
Alza de nuevo vuelo, razón de desventura,
desollando el cortejo, secando su frescura,
fuerte leco y, silencio, sin que lo desprestigie.
Como un ave imperial, en honor a su efigie,
¿descenderá con brío y natural bravura?