No ser ni feliz ni infeliz,
no decir no, no decir...
Solo una que se resigna.
Mirad, ¡ahí viene La Buena!
¡dadle un gran gran abrazo!
y que luego
nos cuide a los niños
y ayude a la abuela
-ya que la queremos tanto-
y nos vaya a comprar
el tabaco al quiosco
y...
Mirad, ¡ahí viene La Buena!
Y La Buena no viene.