Nadie sabe verdaderamente
cuando podremos ver a nuestra eterna compañera,
la que nos acompaña desde el día en que nacimos;
Esa que entrará sin avisarnos.
Siempre está atenta para llevarnos,
pero también nos da la posibilidad de seguir vivos.
Esa eterna compañera que duerme al lado nuestro
y que se retira cada mañana cuando abrimos los ojos.
Esa compañera que un día nos cargará en sus brazos y nos llevará...
Dejaremos nuestro cuerpo y nuestra alma se irà de paseo por otra dimensión,
y ya no podremos regresar.
Todos sabemos que vamos a morir un día,
pero la diferencia está en aprovechar nuestros días,
semanas, meses y años que nos quedan por vivir en este planeta
para estar bien, para lograr las cosas que queremos, para avanzar,
para amar, para amar, para amar; Y no hablo del amor de pareja únicamente,
sino del amor a toda la humanidad.
Vivir cada día intensamente como si fuera el último,
disfrutando de cada regalo que Dios nos ofrece todos los días,
y entre esos regalos maravillosos, tu amistad.