Bálsamo para mis ojos,
es su sonrisa,
que desborda cada espacio del páramo
de mis noches de invierno austral.
Su sonrisa sugiere una hecatombe
de labios,rozándoce
con el tiempo detenido,
es un vaivén de olas
que refresca al músculo más agitado del pecho,
su sonrisa le tiende en bandejas,
la muerte,a la soledad que me acompaña.
Usted es el antónimo de mi último poema triste,
la cruz del sur
se dibuja en su rostro y quiero tocarla,
sin necesidad de alas.
Yo soy el silencio,
usted es la carretera que transito
hasta el beso sonriente y una lágrima.
No olvide su sonrisa
en algún árbol gastado de amores turbulentos,
deje que sus ríos
fluyan hasta el lugar cercano en que la espero.