Los niños que nada entienden
de etiqueta o ceremonia
carentes de parsimonia
sus sentimientos distienden.
Con sencillez que sorprende
del llanto pasan al gozo,
de la angustia al alborozo
cuando el ánimo se prende.
Al perro llaman gua guau
al padre nombran papito,
al zapato zapatito
y al gato dicen miau miau.
Todo artículo brillante
es tesoro fabuloso,
universo majestuoso
siempre encuentran por delante.
Cada objeto es fascinante
un enigma a los sentidos
por deseos compelidos
muestran curioso semblante.
Es el mundo del infante
un sitio maravilloso
donde todo luce hermoso
y reluce cual diamante...
Todo tiene utilidad
en el campo imaginario
para el ojo visionario
que observa en simplicidad
Una caja de cartón
es recinto prodigioso
donde cabe todo un oso,
un banquete o un ratón.
De cualquier harapo viejo
crea un traje deslumbrante
que le da aspecto elegante
al mirarse en el espejo.
Para un niño la aventura
es como abeja a la miel
atracción a flor de piel
actuando en total soltura.
Su madre es mujer hermosa
perfumada de ternura
mano tendida en dulzura
con sonrisa fabulosa.
Es caricia generosa
esparcida entre su pelo
abrazo en el desconsuelo
y mirada cariñosa.
No existe instante más bello
ni emoción más consentida
cuando entre mimos anida
colgando amor en su cuello.
No hay un ser imaginario
en tiempo o lugar alguno
ni personaje ninguno
que para él sea adversario.
A papito le concede
su completa admiración
le ama con gran emoción
y le ayuda en lo que puede.
En su mente prodigiosa
no hay espacio de maldad
su gentil credulidad
brota alegre y poderosa.
No conoce de imposibles
de rencor o desengaños
ni desconfía de extraños
o de amigos invisibles.
En su mundo no interfiere
afición por la riqueza
limpia es su naturaleza
por igual a todos quiere.
En sus ojos la belleza
es festín de colorido
un tesoro consentido
que alboroza su cabeza.
Quién pudiera en esta vida
crecer sin perder la infancia
madurar sin la arrogancia
del que a la inocencia olvida.
Porque así como se pierde
con los años la inocencia
se opaca la innata esencia
sin que apenas se recuerde.
Debiera de hallarse el modo
de avivar siempre ese niño
que con ternura y cariño
ama de la vida todo.