Apareció tu trascendente mirada ajena
De amenidades esperadas en dos azules
Y casi te imagino, solo a veces si lo deseo
Como una infinidad de sacudidas previas
A veces, estabas ahí, solo a veces creo
Llegaste por una vía extraña a la mía
Callé la miseria del placer por degollada
Ciego en la ceguera de un cuerpo viejo
Hablé del dolor, hablo de la ausencia
Con un cuerpo que se fue contigo
Ramazón de injusticias pretendidas
Condenaste mi búsqueda, diste cartas
Clavaste mi corazón en tu muro
Este cuerpo de hojas sobre hojas
Calendario recuperado del mañana
Ahí viven tus venas, mis armas, tu fuego
Tu pie desnudo recorriendo mi soledad
Yaces de otras soledades que se fueron
Sin gestos ni palabras, solo partieron
Sin esperar el milagro, fueron extraños
Apenas nueve meses, fue el parto nuestro
Desamparado con el corazón en las manos
Miramos nuestro reflejo en un ron caliente
Y a coro rompimos todo, como un dolor
Dolor de chicharras abandonadas por el frío
De calandrias sin hojas para el alma
Fuimos alternados, el rebelde y el amo
Los labios sabios dijeron esperemos
Podría estar aquí, si me animara
Buscar la misma nota entre extraños
Decir, comer, bailar una y mil veces
En la miseria del placer, en la eternidad
Con la sabiduría tan mezquina como ser