lilith blad dracul

poema III

He escrito tan pocas  cosas en la vida, pero he aprendido tanto; paradojas llenas de ironía en un cuento aún finito, en una historia en la cual no hay retorno, porque el hoy, el hoy sólo es un reflejo del pasado, de aprender que lo malo y lo bueno es efímero, que el ser humano mata y muere por la misma causa.


 Que el dolor y la felicidad son eternos amantes cuando no se les ve y acérrimos enemigos cuando viven bajo el mismo techo, pero que puedo decir si las palabras sobran en un pecho tan pequeño.

 

Y la muerte,  esa dama extraña esperando al final del pasillo, da paso a  la  idolatría de muchos, a la angustia incesante de un dolor inmenso, al  sosegado final de un cuerpo para trasmutar hacia la luz.


He escrito tan poco, que mi pluma yace aun con el palpitante entusiasmo de derramar sobre las hojas del recuerdo mil y un historias, escenas trágicas impresas en instantes sepias, alegrías llenas de la  más dulce satisfacción, tragos amargos de licores  que destrozan la conciencia; pero heme aquí en el pináculo de esta bóveda celeste llamada vida.


La oscuridad da paso a la inesperada paz, para perecer en el recuerdo lesivo de la soledad, en los desquebrajados   capítulos que aún no se han escrito, en las sátiras que el destino prepara para el aún peregrino.