ivan rueda

UN POEMA DE FRANCISCO DE NERVAL

 

Cuando viajo

camino con pie quebrado

por ciudades octosílabas.

A veces me encuentro con juglares

que me invitan a hemistiquios sin cesuras.

Prefiero los sonetos poco azules,

con llovizna y azogue en sus tercetos.

Recorro callejuelas asonantes,

que riman como olas empedradas,

buscando pernoctar en una sílaba.

Cuando enfermo

me someto a una transfusión de flores

o me inyecto un crepúsculo cobrizo,

si es posible, sobre un mar a media tarde.

Padezco todo tipo de tormentas

y en mi sangre se entremezclan

relámpagos y lágrimas.

Llevo cerezas en mis labios

para besar en la piel a las palabras.

Atravieso la noche sobre un ángel

y me duermo con la luna en una nube.

Escucho a los corazones desterrados

y converso con las almas torturadas.

Predico lo que el pecho me predica

y trato de huir de la muerte del amor.

Mi patria es el oasis de los sueños,

mis ríos son la voz de un tipo melancólico

y a pesar de que a veces me aplauden,

tan solo soy un poema de Francisco de Nerval.