alicia perez hernandez

Aquella tarde de pasión

Te recuerdo… recostado en mi pecho

en el ocaso de aquella tarde…

cuando nos amamos

sin importar que hora era,

tu boca se posó sobre la mía

y fue bajando poco a  poco

llegando hasta mis pechos

llenándolos de besos...

 

Que poco nos importo lo que pasaba

era más fuerte nuestra entrega de amor,

que la hora que el reloj, marcaba

ni tú podías vivir sin mi, ni yo, sin ti

y así nos entregamos aquella hora,

con besos de pasión disfrutamos el momento

 

Y se fue ocultando el sol aquella tarde

y yo me fui metiendo entre tus brazos

para darnos sin tiempo ni espacio

tus manos se fueron deslizando por mi torso

y yo sin respirar me quedé entre tus brazos

tu cuerpo se juntó, con el mío

y los dos nos disfrutamos aquella tarde.

 

Las estrellas empezaron a brillar,

testigos de una entrega de pasión,

y aún, tengo en mi boca tu sabor,

y no olvido aquella tarde de pasión,

se hizo de noche, y yo, seguía entre tus brazos

fueron testigos de ese gran amor

las estrellas, el cielo, y el ocaso,

de aquella tarde de verano...

hoy recuerdo que estuve entre tus brazos


 Alicia Pérez Hernández

 No es la pluma la que escribe… es el alma

 

Amado y amada. Alicia y Salvador
 
¡Oh dulce momento para un momento!
Dulzura que de boca a boca va.
Dulce mirar de ti a mí viene ya
en dulcedumbres de enamoramiento.
Enfervorizo el embelesamiento.
Hay caricias, el beso presto está
-labio que al beso invita, gusto da-
en íntimo y dulce apasionamiento.
Dándonos uno al otro nos buscamos:
cuerpo adentro se pierden las caricias
y la dulce gana hace amarse más.
Siendo uno en dos, dos en uno, gustamos
amando, que  los amores delicias
para tal momento son nada más.
Dulce momento compartido

de amarnos como siempre hemos querido

 

 Salvador –salgomanzano- 12-12-12- Granada