rosi12

Puso fin

Renunció a ser un

estropajo o un

trofeo; su cambio

de humor era tan

frecuente, que no

sabía que decirle.

Muchas veces era

preferible mantenerse

callada y en la

mudez, él se ponía

algo violento.

De repente, súbitamente,

ella tomó un cuchillo

y le hizo un corte

en la cara,

dejándole una

marca imborrable.

Un gran alboroto,

en la calle se acumuló,

en los bajos del edificio,

con el griterío.

Reticente salió de

la habitación.

Llevaba una mano 

ensagrentada y

en la otra un rosario,

sabía que tendría tiempo

de sobra para arrepentirse

cuando iría a prisión.