Mujer Nagual

EL MUNDO EN UNA TAZA DE TÉ

Yo me encontraba sentada en la tierra, mecida por los vientos otoñales, mientras sontenía una taza de té caliente, que me entibiaba los labios. Miraba el cielo con sus nubes de algodón, y reía contemplando que ellas, también podían verse en el reflejo de mi infusión. Giraba los brazos, y observaba a los alrededores, en el espejo acuoso del líquido de mi brebaje. Sonreía y me bebía el firmamento. Tanto era así, que luego de tres sorbos, quedaba ebria de estrellas y mareas. ¡Vastas tardes en las que bebía el mundo, desde una taza de té!