Todo te lo daría por un beso,
Hasta la vida misma sin dudar;
Porque contigo aprendí a disfrutar
El vivir por tus rojos labios, preso;
Sólo acaso reprocho, te confieso,
Que no me enseñaste cómo olvidar;
Que nunca me dijiste cómo amar
A un ser, que sin besar, me tiene obseso.
Pero, a pesar de todo, no hay rencor,
Todo te lo daré, niña querida,
No le temo a la muerte ni al dolor,
Más le temo a la causa de mi herida.
Sólo te pido un último favor:
Que un beso tú me des y yo…la vida.