Yo ya no sigo siendo yo, ésa es la verdad,
no es un trabalenguas, es la realidad,
de lo que fui casi no soy ni mi sombra.
Los años no me van pasando en vano,
ya se ve un poco más arrugada mi mano
y ha ido cambiando mi voz si te nombra.
El espejo me dice verdades así, de frente,
hay más arrugas, más marcas en mi frente
y en mi cara también de los años hay huellas.
Las cosas se me van olvidando una por una,
voy dejando de ser el romántico que ve la luna
y pierdo la inspiración para ver las estrellas.
Creo que debería anotar todo lo experimentado,
los nombres de tantos a quienes he encontrado
y hasta mi propio nombre, eso tiene su sentido.
A medida que pasa el tiempo noto que a la vez
está llegando a mi cuerpo, a mi alma la vejez
y a mi mente de manera inevitable, el olvido.
Ah... qué tiempos tan maravillosos aquéllos,
veo unos niños y me digo que yo fui como ellos,
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