(Managua, 22 de abril, 1978)
Es una gran tristeza para mí el recordar las noches
que pasamos juntos.
Besándonos, adorándonos.
Fundiéndonos en un abrazo interminable,
saciando la sed de un amor que creíamos eterno.
Pero todo llega a su fin y nuestro amor llegó a su ocaso.
Y es en una noche llena de estrellas infinitas que reina la melancolía.
Y la noche se torna triste.
“...cuando los recuerdos se remueven de entre las cenizas donde hubo un fuego ardiente...”
y la mirada se pierde en las estrellas infinitas.
Y una expresión que lo dice todo.
¡El silencio! Tu nombre en el viento.
¡Las estrellas! Lloran, lloran por ti.