Darío Ernesto
Verdad del alma
Darío Ernesto Muñoz Sosa Verdad del alma Quiero enunciar al mundo, que entre mis manos... las manos ásperas y esta fina hoja que son la fiel compañía. Urge un cántico, tarde de otoño creciente Luna en el día, que como un curioso hombre He mirado perplejo, luna en su esplendor Decir al universo, que la vida y la muerte En un instante asechan Que en ese minuto final de la última mirada del adiós infinito, perpetuo Clavado en mí, se quedará sellado. Puja el niño, pequeño, tierno Llantos zendos, al unísono Madre parturienta y el chaval impúber, húmedo, frágil Fundiéndose en un abrazo. ¡Caminos tan diametralmente opuestos! ¡Vida y muerte! Vida, de incontables experiencias Forjando cada día la huella, Muerte de solo historias de hojas secas , Frio en las manos, helada la frente y marchita Pálido se hace el camino del que queda ala vera, de pie en ese eterno final y suspiro. Entre mis manos, impacientes y las vocecitas, Niños de mi alma, prodigando piropos la magia, de la música mas bella de un te quiero, de un padre te amo, esta es la frontera, yo aquí en la tierra tocando el cielo con mis manos, en mi abrazo en la póstuma poesía. Entre mis manos, entre tus manos Recurro despavorido, sabiendo del refugio bendito la vida es un destello ,luces que surcan el cielo infinito Antes de partir el ser, silenciosamente busca la suave melodía ,el perfume de la flor amiga. Entre mis manos tengo la sangre inquieta saber de buena tinta del presente, efímero, plural y antagónico saber que entre mis manos Engendré a mis niños Amando como un condenado, rebelde al rechazo servir como un esclavo que se quedó en la nada, sin nombre sin destino. Perdido en mar adentro Camino acuoso, profundo, sin aliento.