jairodelacroix

Mis tesoros

Entre mis manos tengo para darte incontables maravillas, infinitas e insondables cual lluvia de pétalos que han de morir sin remedio a mis pies, hundidos en soledades funestas y marchitos en melancolías mesuradas, el día que dejes de amarme, pues de nada me sirven mis tesoros sino abro mis brazos hacia ti.

 

Tengo entre mis manos tenues rayos de luz y miles de primaveras y veranos que habrán de colmarte de caricias y besos en el invierno o el otoño; tengo breves y delicados diamantes de lluvia en tierras secas para que guardes en tu regazo; tengo rosas frescas de todas las mañanas, noches de amor con lunas nuevas que regalarte.

 

Tengo en mis labios poemas de amor jamás escritos que solo he de murmurar a tu oído como palabras consabidas de rituales antiguos; tengo sonrisas dispersas y ocultas para adornar tu rostro en amarguras serenas, y besos tiernos y dulzones para segar el recorrido de tus lagrimas furtivas.

 

Tengo dos luceros por ojos que reflejan los tuyos y te revelan como mujer indeleble, adornada con el fuego de los atardeceres aguerridos, acariciada por el viento y consentida de mis manos, que es justamente lo que mas deseo; tengo esos dos espejos de alma que hablan por mis labios y nunca olvidan buscar a los tuyos en la misma dirección.

 

Tengo una dulce música por voz que se vuelve serenata nocturna al decir tu nombre con frecuencia; tengo besos y fuego aletargado en mis labios que se consumen al beber el agua de tu boca que es la fuente eterna donde me sacio.

 

Tengo mis cadenas irrompibles para aprisionarte contra mi pecho cuando yaces vencida por el sueño; guardo en mi interior una fuerza sobrecogedora que te pueda guarecer si la lluvia o el frío te sorprenden en tu desnudez al despertar; tengo mi aliento para arrullarte en los breves instantes de silencio que adornan tus labios.

 

Tengo mis oídos para escuchar tu voz diciendo “amor”, una vez, y otra y otra...y otra vez mas...y otra...

 

Pero mi mayor y más bello tesoro es tener tu corazón, que una vez me abriste para intercambiar nuestros votos de amor bajo el cielo azul. Mi corazón, que es nutrido en las esperanzas del amor, no necesita de más ayuda.

 

Si tú me amas, el aura amorosa de nuestros propios tesoros se ha de convertir en una esperanza que jamás se habrá de consumir. Ese será nuestro mayor tesoro.

 

Jairo De la Cruz Torres