Se va apagando mi Luna
y me deja mil estrellas…
pero yo sé que ninguna
se parece en algo a ella.
Me miraba desde el cielo
y yo con ella soñaba
y sabía que en mis sueños
esa Luna plateada
se desnudaba en silencio
para acostarse en mi cama.
Nunca he visto tanto amor
como en mi Luna Plateada,
que me entregó el corazón
cada noche… hasta el alba.
Esa Luna no es la Luna,
esa que todos conocen.
Esa Luna no es promiscua
ni sale con otros hombres.
Sólo a mí me pertenece
pues yo he sido su maestro
que le enseñé que merece
la pena vivir tus sueños
y que en el amor se crece
si te entregas por completo.
Ahora se apaga mi Luna…
Yo esperaré su creciente
y ella sabrá más que nunca
que sin ella sólo hay muerte
y volverá a ser mi Luna
para sólo a mi tenerme.
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