Una y otra vez, la torcaza
ramitas recoge para su nido,
así va fabricando su casa
sin ayuda de marido.
De aquí para allá se desplaza
hasta el millal surtido
y de alimento nada escasa
torna con su maternal sentido.
!Sus polluelos nacieron!
les ví asomar la cabeza
por entre su cola.
Ya las plumas les crecieron,
como toda madre se llena de tristeza
cuando vuelan y queda sola.