Mis últimos días, no han sido muy placenteros.
Tengo en mi sentir, una gran sensibilidad.
Si tú pudieras llegar a comprenderme...
pero siempre te pido demasiado, lo sé.
No lo hago por egoísmo,
sólo es porque te amo
con toda la pasión que existe en mi alma.
Muchas veces ella ha estado saturada de tristeza.
Ahora, con tu presencia,
sólo con tu presencia,
siento el placer
que en mi alma, ha vuelto la felicidad total.
Me llamaste. Recibí tu llamado...
y has hecho que mi alma vuelva a ser feliz,
como siempre lo hemos sido tú y yo, mi amada.
Con tu llamado, me he dado cuenta,
porque me lo has dicho,
de que yo para ti existo.
¿Has llegado a comprender
lo que realizaste en mi alma?
Lograste la paz, la tranquilidad,
la nuevamente alegría de vivir...
el saber que para ti existo.
No pudiste hacer mejor regalo.
A este soñador, que siempre te sueña,
despierto o dormido.
Eres, la gran estrella
que ilumina el camino de mis pasos...
No me abandones, amor,
tanto te necesito...
Me llamaste, y volviste a mi vida...
Mi alma saturada de tristeza,
ya no existe.
Te amo, tanto, que mi corazón
palpita a ritmo acelerado...
por la gran pasión que siento por ti.
No vuelvas a dejarme,
quédate siempre junto a mí...
aunque a veces tengas que partir...
y yo siempre tengo que esperar,
a que tú vuelvas...
Todos los derechos reservados de su autor (Hugo Emilio Ocanto -28/08/2013)