El cielo se cubrió
parecen trapos sucios
agitados con furia,
por la galerna propia del otoño,
intenso, conteniendo voces,
ecos demenciales como
un rumor a infierno o a rosario
murmurado por las almas
habitantes del purgatorio.
El níspero llora los nidos,
pequeños dedales
arrojados de sus ramas,
prodigio de colibriéis
fascinación del gato.
Pienso que esta fuerza perturbadora
en cierta forma es también
una presencia tuya,
de este modo te acercas a mí,
y te susurro ... amor,
aquí está a punto de llover.
Me quedo parada en medio del viento
para volver a encontrarte
en el banco del callejón,
donde tantas veces encendimos
las antorchas de la noche.
Mas tú, subjetivo y ausente
me miras ensanchando el espacio
que abarcan mis pupilas.
El sol ha mirado hacia atrás
los resabios de su aliento
dormitan sobre las ramas del castaño,
mientras la tarde muere lenta
y se desangra gota a gota
emborrachando al vino sentado a mi mesa,
las arpas del olvido van colgando
melodías en mi puerta,
te pienso amor y te saludo
agitando un ramito
de lluvias en las manos .
Alejandrina.