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Cuenta la historia que en la constelación Súper
vivían los hombres con poderes súper:
todos eran iguales, con súper-paz y súper-armonía
y nadie quería tener más que otros…
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Se reconocieron como raza de hombres superiores
a los de la tierra: su cerebro era súper con ideas súper,
de corazón súper con sentimientos súper,
que siempre agradecieron con súper alegría…
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Sin embargo un día… que fue súper-desdichado
apareció un artefacto que se consideró maligno
porque envenenó a quien lo poseyó: era un visor.
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Quién lo encontró un súper-mal usó le dió,
porque se dedicó a ser súper-visor, donde cada
quién era súper-responsable… sin embargo
el súper-visor todo lo criticó, se nombró súper-jefe,
a los demás sometió, diciendo que todo era solo
por el bien de la súper humanidad…
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Buscó súper-aliados súper-mal intencionados,
buscó dañar la súper-dicha, enturbiar la súper-paz,
solo porque tenía el súper-tiempo del súper-mundo
para fisgonear y atormentar a todos los demás
que no usaban visor…
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Pero como en todo cuento, cada quien cae por su propio peso
aunque un súper-humano sea y tenga un súper visor
y por ello se considere con derecho a quebrantar la paz y
también la armonía, de lo que cada quien hacía…
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Porque el súper-visor un día, perdió su artefacto…
volvió a ser como antes: un súper-humano
pero ya no podía vivir en súper-paz por las mañas
aprendidas con lo que usó mal…
hasta que cayó y enfermó quedó
sin amigos súper, que ya no lo querían.
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Poco a poco lo súper-olvidaron y se súper-envenenó
con su impotencia súper igualita a los demás
pero la súper-alimentó hasta que estalló
y su vida cobró muriendo desgraciado.
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Y desde aquél entonces en el planeta Súper
todo ha vuelto a la súper-normalidad,
sin ningún súper-visor, porque nadie lo necesita…
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