No robemos el tiempo ni el silencio, cierra la puerta y entremos al abismo de la fantasía, recordemos el pasado como distante y volvamos a sentir el calor de nuestros brazos, rodearemos el infinito con deseo, y llenaremos un océano con amor de extraños.
No recuerdes, por favor, los días de antaño, las noches frías y oscuras, las caminatas largas y espesas, el dolor de la fatiga, olvida mi vida y olvida mis ojos, como yo olvide tus labios en el néctar de tus besos. Una suave sensación de mis sentidos, un ligero rosar de cariño, humedad distante, humedad lejana, persona indicada.
Y un corazón abrirá sus ojos al llegar a tres metros de tu cuerpo, y todo abra acabo, esta historia abra terminado, sin cólera y sin sospechas. Un recuerdo del pasado, un presente hecho recuerdo.
Tantas serán las ganas de volver a verte que mi destino será empujado hacia tu vida, un camino lleno de obstáculos y soluciones indecisas. Muerto, sin aliento, un suave deslizar del frio del viento, una caricia al horizonte, un tropezón de la vida.
Recuerdos, empezamos con recuerdos, tristes y nostálgicos, felices y absurdos, complejos. Un caminar de sueños, un baño de alegría, al son de la guitarra de la melancolía. Años y años se fueron tan rápidamente como el cantar de un ave, con el pasar del tiempo. Tiempo, tan relativo y sin sentido, no cambia, es tan monótono y persuasivo, es un desfilar de horas, minutos y segundos que pasan por nuestras vidas, que pasan por nuestro cuerpo y dejan su marca con cicatrices y espigas.
Bailare por las nubes en diferentes piezas, cantare sin garganta, extrañare la presencia por tu ausencia, y la compañía será una botella de ron que siempre pasara vacía porque nadie llenara mi vida.
Olvidarte es cobarde, tonto, de hecho, tan audaz y valiente, tan fácil, tan complejo. Volare al cielo y robare una estrella, quedara en mi alma como para que sepas… que te quiero