Cuando la última estrella apague su luz
mirá las tinieblas pintadas de azul
verás la silueta de un hombre solo
arrojando suspiros de color rojos.
LLevando en la mano tu piel pintada
de besos tibios y caricias mojadas
de perlas brillantes para su amada
que se encuentra sola en esa alborada.
Le dirá te traigo las mieses cegadas
donde ambos tendremos la piel entibiada
para aliviar la espalda de su eterna amada
las manos estrechas, las bocas cansadas.
Los labios anclados al torso desnudo
los gritos ardientes en sueños profundos,
el pelo agitado rociando los muslos
entre las miradas del sabor menudo.
El agua que sale a mirar la luna
los cuerpos clavados mirando la espuma
el clamor excitante de sal y penumbras.
ha sido callado por la sed de luna