Ya el cielo desplegó su majestuoso manto,
mientras, luceros y estrellas su fulgor extienden
entre los riscos y valles tapizados
de delicados verdes.
La luna coquetuela
en las mansas aguas del Enol se recrea
y cuando él asirla contra sí desea,
ella muy orgullosa de su suave belleza
se hace esquiva escondiéndose
tras una delicada nube
que asemeja pañuelito de seda.
La bella luna cubre su rostro
tras lienzo de roció bordado,
mientras su enamorado amante
con ansia espera que vuelva a su lado.
Ella muy traviesa entre astros y nubes se recrea
dejando el reflejo de su rostro en la delicada alma
del Enol que la contempla extasiado.
El fiel amante con exasperado ardor
la acoge en su regazo
y ella se deja seducir rindiéndose
entre sus húmedos brazos.
Desde entonces un idilio nocturno
cada noche se vive en las alturas
de las altas cumbres asturianas
Y de ello son testigos los pastores
que frecuentan la majada.
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Desde Torre Santa María de Enol
hasta la Santa Cueva se percibe la pasión
que tanto amor despliegan.
Los pastores se recogen,
pues ante tanto regocijo,
se sienten testigos clandestinos.
Testigos de amores tan intensos
como el de la luna plateada
entregando sus encantos al Enol,
el lago más asturiano.
Cerca, el Ercina, duerme y descansa,
escoltado por torres construidas
de montañas escarpadas,
por nieves perpetuas
en sus cubres coronadas.
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Autora: Luisa Lestón Celorio
Del libro de poemas- DE CORAZÓN.
Editado por Arcibel Editores