Acaba de cantar el gallo
y nadie abandonó el catre,
entre más gritó, menos se le oyó
y ronco, en medio de su misma algarabía
dejó de joder.
crispóseme el cerebro y toqué
aquesa piel canela que me domina
y un oh, oh... brotó de la oscurera.
Un abrazo me arropó, y el pensamiento
ideó cosas muchas que el cuerpo
respondió con fulgor.
Uníme a ella con exquisitez de ennoviado
y tacté la tibieza hecha realidad.
Y fuí huracán bravío
que guardo en lo profundo de su ser
mi semilla que no ha de germinar.
Aquella candente lava dejome
con ánsias de volver al sueño.
!Sólo espero encontrar el zapato
con el que gradué
el despertador del gallo!.