El Arlequín

TIEMPO Y SILENCIO

 

 

Viviendo con el dolor de una herida abierta,

con rumbo hacia el  confín de un porvenir incierto.

Aún allegada a ese frustrante, pero fiel recuerdo que te inquieta,  

vas inmortalizando en amargos y despiertos sueños…

no más que placeres vacíos, en manos de un apartado pasado.

 

Debajo del luto de una inerte luz, una ausencia enmarca tu tristeza,

y te encuentras pensando y defendiendo una lucha permanente,

en donde probablemente, habita ya el olvido;

recordando la vida de aquella unión en el hogar,

con un alegre y magnífico lecho conyugal,

en donde se engendró el fruto sagrado y celestial, regalo del amor.

 

Pero tu abnegación, no fue equitativa, porque quizá…

él nunca más, ya volverá.

 

Hoy, la realidad de  aquella pasión, es esperanza muerta,

y solo queda ante tu impulsiva indignación,

la sombría imagen del fantasma,

de aquel ser, quien pudo llegar hasta las entrañas de tu alma,

y  por haber sido, él, quién en verdad pudo amarte.

O probablemente se rompió el eslabón de una sólida cadena,

por una lacerante tragedia, que provocara el inexorable destino…

 

Pero, como madre soltera al fin, hoy te encuentras.

 

Mujer estoica, de impoluto amor y sacrificio para tus hijos,

en esta vida disímil,

quedas vulnerable y volando inquieta necesitada de ese amor,

que nació de un florilegio puro y sincero,   donde de tal,

retoñaría  una relación amorosa sentimental,

con vísperas de un futuro ideal.

 

Madre generosa, es muy fácil tener el alma triste,

más no destruyas tu buen corazón,

defiende tu alegría; y para el bien de tus hijos,

trata de buscar la felicidad que el Creador te tiene reservada,

encuentra la concordia entre tu vida, y enfrenta realidades;

pero ya no remuevas más entre los escombros de las añoranzas,

pues te pueden esclavizar en desgastantes melancolías silenciosas,

y, que en un momento de desgarro amoroso,  

ensombrezcan la confianza de tu ánimo, haciéndote creer,

que puedes volver a ocupar vanamente…

 

Lo que ya te fue usurpado.