Donaciano Bueno

Los santos inocentes

Ojos tristes de pupilas dolientes y oscuros nubarrones

violentados por el capricho de bufones de mentes oxidadas

que atónitos mirais cómo vuestra sangre es derramada a borbotones,

en tanto que ellos debaten del conflicto la razón o sinrazones

¡rehenes sacrificados sólo sois de sus tétricas patrañas!

 

Presos de pánico contemplais de la muerte el aullar en cada esquina,

entre silencios sospechosos y explosiones que provocan los cañones,

por todas partes se escuchan las soflamas y pululan los matones

¡es tanta la basura, hediondas cloacas defecando moralina,

que ya no os queda sensibilidad para percibir las emociones!

 

Por vosotras, víctimas inocentes, ya nunca doblarán más las campanas,

desorientadas vagais como bichos en busca de sus propias madrigueras,

¡que empiecen a oficiar y lancen ya sus ayes las compungidas plañideras

por el dolor humano, los sueños olvidados, las esperanzas vanas,

yo demando respeto por haberos obligado a sacrificar vuestras alegres primaveras!.

 

Tan fuerte es la tortura que hasta mis versos resoplan doloridos

entre volcánicos harapos, tarros de basura, residuos malolientes,

cuerpos cansados, maleados, silentes a fuer de incomprendidos,

olvidadas fantasías, amores postergados, deseos perdidos,

para mi vosotros si que sois “los santos inocentes”.