el duende

lo que quedo del maltratador

¿Qué no te roze ni siquiera la piedad?

ni al hojear el albun,de vidas derruidas

de los año inhóspitos, que estabas al acecho

te miras desde el fondo del retrato

como si nunca hubieses roto un plato.

 

Te engañaras, de forma , tomando por locura,

tal  expresión (pues nada había de eso)

yo te conocí bien” solo  poseías brutalidad y sexo”

 

Tu rara panoplia, de estrategia mezquina

para salvar el tipo.(pensaba el muy escupido)

que lo de la inocencia

no era mala  apariencia.

 

Pero la rigidez al final, pesa y pasa

y además, no amortizas el esfuerzo invertido

pero los rédito que pagas(son pajas al viento)

¿y vamos listos, sino podemos sacarle otro provecho?

 

Que tu fama de santo(lo que no es para tanto)

escapo, como abriendo un tronera

después de romper una vida, llena de primaveras

y por desgracia, se dio cuenta a deshora

de que algunas aromas le sentaban fatal

(sobre todos , el del ciertas florecillas del mal)

 

Anduvo dandos tumbos, por algún jardín

reprimiendo las náuseas, hasta que ya al fin

no tuvo mas remedios, dada su edad critica

ni arreglar desvaríos ya no esta a su alcance

de quien hizo su casa una ruina

(que no te roce  ni siquiera la piedad,,diría su madre   “hijo mío”