Te encuentro encajado en los espacios de mi mente, te paseas lentamente en los resquicios de mi esencia… Eres la sombra que me arropa del sol, la que cubre mi menuda esencia y sacia la sed que fatiga a mi boca…
Mis ojos, están cubiertos por capas de sombras… Así protejo mi mirada de muchos…
La intemperie absorbe los gritos de los transeúntes…. Más tú, ves detrás de los cristales…
Tu voz es el canto de un zorzal, que me acuna delirante y al alba me seduce y me mantiene grácil, radiante…
Eres la lluvia que no cae, pero humedece mi esencia con solo desearte…
Lo que es meditarte en cada milésima de un segundo, es calcular el infinito de una décima, el algoritmo de tu distancia y la mía, el frio y calor que entibia los segundos de nuestras existencias… Porque tú remueves las cenizas con tu siembra y levantas erigido los deseos de mi cuenca…