No sé si no he sido claro
le hice un pedido pequeño:
Que no se interne en mi sueño
mientras curse su resfrío.
Pero no entendió ni pío
y esto no es nada risueño.
¿Es usted tan obcecada
como yo soy soñador?
Extrañaba ya su amor
y anoche llegó a las dos
con su catarro y su tos.
¡Por eso tanto calor!
Como soy un caballero
en mi sueño la he abrigado,
y de pronto me he olvidado
de mi temor al contagio,
que me asusta más que el plagio
y me tiene acobardado.
La luna entró con sus flecos
por el cortinaje abierto,
la brisa trajo un concierto
de música celestial
y fue el momento fatal.
Inolvidable, por cierto.
Desperté al salir el sol
tosiendo y muy empapado...
Sospecho me ha contagiado,
por algo es que aún me dura
semejante calentura.
¡Ya ve, ahora estoy resfriado!
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