A veces lo incierto puede parecer real y alegre, podemos creer que la nostalgia de un recuerdo muere y que las noches de silencio se dilatan entre tus labios. A veces un gesto de ternura puede quebrar las frases de la melancolía y desahogar con ron los líos de la historia. A veces las palabras sobran en un vaso de mentiras y el fuego quema las letras de los poetas. A veces solo es necesario dar abrigo y olvidar que pasa el tiempo, a veces bajamos la mirada y damos un paso hacia el camino esperando un futuro adverso.
A veces las decepciones valen más que las ilusiones, y es mejor tener un amigo a creer que tienes el mundo. A veces con mi pluma libero mis penas, cambio la belleza por lealtad y la prefiero antes que el engaño.
A veces es mejor dormir de acuerdo al tiempo, crear espacios de socorro en un mundo de sueños, acordar con tu mente y tu cuerpo, entrar al mundo de la fantasía sin papeles ni visas, llorar por las noches gritando tu nombre y reservar el gusto a la melancolía.
Hay momentos en los que la poesía vale más que el dinero, siempre son momentos en los que el corazón manda y la ambición se retira. Porque a veces volvemos a ser personas, y dejamos de lado la hipocresía.