Si a la medianoche,
como aquella vez que te
conté me extrañas, si sientes
que te falta la mirada, que
el cantar de los pájaros es
el más suave de tus tiempos,
que te deslizas entre el sueño
de hallarte viva y mis deseos,
si el poeta es tu razón y tu locura.
Si el amor que sentimos,
si llegara a morirnos cual estar de haber
vivido, si el sencillo arte de amar me
volviera tuyo por única ventura,
si me buscaras desembocando en cauces infinitos,
si la ternura fuese víctima,
si amanecida la nostalgia se quedara dormida
entre tus brazos, si por amor llamaras
amor al inicio de tus labios,
apenas el hombre escribirá por ti,
por ti,
por ese siempre cielo abierto y revuelto que convocas,
por esa crespa de arena que es mi pecho cuando me nombras,
por ese niño disperso y valiente cuando me sientes,
¡es clara la noche cuando es bruma toda!,
¡arde el alma en la luz de los besos de la luna!,
tu nombre, lleno de ti y de mí enamorados,
tu nombre y al pronunciarlo,
el silencio de mi sola boca.
Si a la medianoche,
si caminas lentamente por la senda de los pétalos,
si tus cabellos se inquietan por cobrar alas
que más tarde fuego,
si una voz que no conoces te hace temblar,
si asoma a tus ojos el aire y parece,
y brotas y creces,
si te desvaneces en un grito y el cielo sube hasta caer,
entonces el amor asumirá sus riesgos,
siendo el principio del término preciso,
y apenas el hombre escribirá por ti,
por ti,
donde todo acaba y empieza,
donde el amor agita,
donde se repite como un sueño el azar en antiguo pacto,
que si los pasos libres y por libres sensatos,
que si la vida en absurdo teatro,
todo acontece y nada,
como formas y formas de un gran reflejo,
y apenas el hombre escribirá por ti.
T de S
MRGC