-¿pero que te puedo decir querida?, ¿qué es lo que mi boca puede susurrar para calmar tus celos?-
Ella venía hacía mi, era inevitable, mis palabras no podían con la inmensidad del cólera, era aplastante. Su mera mirada doblegaba todo mi ser, ¿me veo culpable?, ¿como si me arrepintiera en serio de mis actos?; Para nada, es mi cara de excitación, siempre que la engaño hacemos el amor como nunca, ella por estar herida, yo por haberle lastimado.
No tengo excusa, me lamento siempre de tocar a otras; ella esta conmigo al levantarme de la cama, camino al trabajo, a la escuela y cuando vuelvo a casa, esta para mí cuando me siento solo y cuando no, me alegra, me deprime, es todo un viaje vivir a su lado.
Pero heme aquí, esa dama me atrapo en el acto, no paro de toquetear y morder los labios de la otra, y ella furibunda nos observa, esperando a que note su presencia.