La historia comienza un sábado,
uno de esos un tanto nublado,
en la casa estaban todos alborotados,
porque una nueva vida había llegado.
A pesar del hambre y la necesidad,
la risa de un niño llena de felicidad
las ilusiones de cualquier sociedad.
Pero como toda ilusión y quimera,
la risa del niño también es pasajera,
esas ganas que tiene de reír y jugar,
las cambia por su cuerpo alimentar.
Tiene que aprender a robar y mentir,
para que su estomago algo pueda digerir,
y así poco a poco la calle se convierte
en la universidad de este pobre incipiente.
Va creciendo el joven lentamente,
y su nombre en corre rápidamente,
creando miedo y envidia en su rival,
de que el se convierta en dueño territorial.
Un sábado mientras gotas del cielo caen,
a casi dos décadas de vida del joven,
ya cuando casi no se veía siendo pobre,
sintió cuando caminaba un sabor a cobre,
luego percibió el frío del asfalto en su cara,
mientras su vida de a poco se alejaba,
y mientras el joven esa tarde se moría,
a dos cuadras de allí, un bebe nacía.
Derechos Reservados de Hector Lespier