Tengo el corazón lleno de grietas, amor…
Cuando se abren de par en par, empieza a brotar un manantial escarlata que lo inunda todo… Y aunque pongo mis manos abiertas sobre la herida, este, cae imparable en un inmenso llanto carmesí…
Ahora, después de cinco meses, hay ciertos días que el cielo parece menos plomizo, y las hendiduras parecen remitir, amor…
Los sueños vuelven a ser lo que son, simples sueños, y aunque te resistes a marcharte de ellos, solo estás despidiéndote de mil maneras distintas, para alargar mi agonía en un laberinto interminable…
Solo nos queda tocarnos a través de los poemas, amor, donde no existe el hastío, donde la palabra no se repite en cadenas infinitas porque sería caer en la redundancia…
Allí nos bañamos en lagos plateados, comemos bayas del bosque y nos revolcamos en prados interminables salpicados de margaritas que siempre acaban en me quiere…
Allí sobran las palabras, porque la poesía es un viento hinchado de azahar, que nos cuenta en un susurro historias de risas infantiles que a fuerza llegan al hipo…
Luego, al lado de un buen fuego nos sentamos a contar historias sin palabras… apoyamos nuestras cabezas, y descansamos casi para siempre…
Claro que, los poemas duran un suspiro, y un sospechoso chapoteo rojo sangre salpica mis pies… Y vuelvo a acostarme hasta que las diosas musas de la inspiración me permitan despertarme a tu lado, y deshojar margaritas, que siempre acaben, en me quiere…
12-12-2006