Un amor de ayer que no ha pasado al olvido, es un fuego semi encendido que de pronto puede arder.
Un amor que partió y no encontró otro nido, debe vagar perdido, implorando volver.
Un amor de ayer que sufrió al partir, jamás podrá sentir un nuevo amanecer.
Un amor que persiste a pesar de lo prohibido, nunca verá el olvido ni dejará de querer.
Cuando un amor ha empacado y dejó al ser querido, se perderá en el camino, el cual no podrá ver.
Si luego de partir, conserva siempre una lágrima, añorará las páginas que escribió ayer.
Ese amor perdido necesita un guía, que lo ame todavía y que lo haga volver.