Tengo el viento de la tarde en la copa,
un trago que repite la ausencia,
el tono de una guitarra olvidada,
se va fijando la mirada disipada,
no hay luna ni cantos de aves,
se convierte el tiempo en una bruma pesada,
y el azul infinito se alarga aún mas.
Veo tantas sonrisas en mi silencio abstracto,
una pintura que mis dedos no pueden dibujar,
que sin besos la noche no trasciende,
y se va quedando la dimensión de la nada en mis ojos,
es ese el instante que se hace música,
y la voz de recuerdos se repite en cada trago,
donde estará lo vivido,
esa piel de lluvia en mis caminos,
la melancolía que me cobija,
los pasos en la arena que se borran,
el molino que despide el agua pasada,
pero aún así sigue virando,
y yo con mis lagrimas de testigo,
no se si existes, o solo te pienso.