Cada día un nacimiento y una muerte cada día.
Felipe Gaspar Calafell
Noche de desvelo,
cama solitaria,
deseos devorándose unos a otros,
hierve la sangre,
fuiste carne de mi carne
ahora todo es mortaja.
Soy una madeja de músculos
y costumbres,
me ataca la cronicidad
de estos labios oxidados
que te buscan,
estrellándose en la frialdad de tú espacio vacío.
La distancia es corta
y la noche larga,
tú viajas con ella
hacia otra mañana espantosa
donde los estigmas vuelven a marcarse en mi cuerpo.
Noche de desvelo,
insomnio patológico,
finjo que te tengo
y le abro la piernas a mi locura...