En un tablero de ajedrez, tú,
serías la reina de las blancas
el centro de todas las miradas
esbelta y orgullosa
caminarías sin que nadie lo pueda impedir.
Yo en cambio sería
el rey del otro bando
ambicioso y guerrero
con ánimo de triunfar
pondría los ojos sobre ti.
Al calor del combate
ordenaría a mis tropas
que su única misión
sea capturarte a como dé lugar
o morir en el intento.
Trazaría alguna estrategia
rompería todas las reglas del juego
haría todas las trampas posibles
para ponerte en jaque mate
y tenerte rendida en mis brazos.