Descubrí que dulzura es tu secreto,
halle desborde en cautivante edén,
en albor sin desairo ni desdén
en espera de un momento concreto.
Al despertarse tu capricho aislado,
es la sonrisa que frescor desprende,
no temes a nada, eso me sorprende.
Resto de mis años has cautivado.
Veo en nube tu rostro dibujada
allí tu boca también es mi aliada.
Sutilmente es aliado del amor.
Como un suspiro tu frescor inhalo
alojarme en tu madruga. Hoy anhelo
aroma de alcoba, donde hallo valor.
El señor de los fierros
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Así te siento hoy, en esta madrugada repleta de magia escondida…