La ninfa de Agua Caliente
Le apareció a Juan Toledo
Que casi muere del miedo
Por dársela de valiente.
Agua bendita y sagrada
Que petrifica las hojas
Verdes, marrones o rojas.
¡Oh, belleza sulfurada
Que no puede estar callada!
Pues su música es vertiente
Alegre, suave y caliente
Que palpita sin cesar.
Mi lírica ha de llevar
La ninfa de Agua Caliente.
Bésate los pies el río
Con suma delicadeza.
Para dar a tu belleza
En el invierno o el estío
Esté brillante o sombrío
El día, yo en ti me hospedo
Cual desconocido aedo
Cautivado por la brisa
La ninfa con su sonrisa
Le apareció a Juan Toledo
El centenario y frondoso
Árbol de mango te mira
Y con sus hojas suspira.
Y cuando tranquilo reposo
En tu lecho sulfuroso
Siento salud y me quedo.
El cristofué ya no canta
Porque conmigo se espanta
Que casi muere de miedo.
Marabal de mis amores,
De mis primeros ensueños
De los cánticos risueños
De los miles sinsabores
De los días sin albores
De la amargura silente
Del amar sin ser amado.
Del andar desesperado
Sin saber a dónde ir.
El que lucha sin huir
Por dársela de valiente.