Me imaginé cómo sería la felicidad.
Llené mi intelecto de utopías,
pues mis pensamientos
llevé por diversos caminos.
Todos ellos, complacientes con mis deseos.
Todos ellos, los embriagué de grandiosos sueños
que endulzaban mis sentidos.
Soñaba con que el día
en el que alcanzara tan grande dicha
ya no necesitaría más para encauzar mi vida,
y cuando llamó a mi puerta
con tal ansia la abracé
que me olvidé de que a la felicidad
no debía aprisionar.
Entonces descubrí
que quien desee felicidad perfecta,
le es mejor vivir la imaginada,
porque la real engaña,
ya que perfección en nada hallaremos,
y aún menos, si pretendemos de libertad privarla.
Autora: Escapitina- Luisa Lestón Celorio
Registrado- Tomo- CON MI PLUMA EN RISTRE
2012 -