MIA.
Me gusta lo sencillo de la piel,
La honda pobreza del hueso desnudo,
La leve transparencia de los muslos,
Las manos en reposo,
El corazón en vilo.
La piel, así, desnuda, en rebeldía
Sin conmemoraciones ni adjetivos
Limitando sus nítidas fronteras.
Hombros, nariz y manos me proclaman
Y cumplen ellas idéntico destino
Que el entramado encaje de las venas.
Libertad de la sangre.
Texturas de la vida, así, cumpliéndose,
Con su misterio de rutas hormonales
Dictando sus designios.
Me gusta andar vestida con la piel.
Piel que perdura más que los recuerdos.
Que mi carne y mis huesos se recubran
Con ese manto limpio que me acoge
Y que me alivia de los inciertos duelos
Y las incertidumbres .
Me desnudo y me visto de epidermis.
Míos son los dedos, los tendones, los músculos.
Mía es mi piel.
Mía. Lo es y lo fue desde el principio.
Mía. Lo fue y lo será y nunca tuya
Para cubrirme entera como jamás lo hiciste
Ni hacerla propia como lo es tan mía.
Cada centímetro es un mapa libre
Con señorío de todas sus instancias.
Mía en las horas dulces de la infancia,
En los albores de la adolescencia,
En los fugaces fuegos en que estalla
La vida y se hace gloria y maravilla
En la albura silente de las sábanas.
Nunca sabrás a qué sabe mi piel
Ni en qué mítico fruto esconde su fragancia.
No habrás más que soñarme
De pies a la cabeza sin lograr un acuerdo.
Sabiéndome tan cerca, sentir que me has perdido
Cual si nunca completa tú me hubieras gozado.
No registro tu huella y no te reconozco.
No podrás despertar de mi carne el deseo
Ni lograr que mis dedos temblando te acaricien
Con un anhelo físico visceral y concreto.
Seré siempre la imagen
Que se esconde alusiva detrás de los espejos.
Y mirarás con ojos de codicia
Esta piel cancerbera de mi cuerpo
Que me guarda de ti.
y aparta tu recuerdo.
cristina cammarano.