Pota

No

De repente, como un golpe seco a la paz que reinaba en mi ser, oí un sonido tan irritante, estridente y caótico que logró apoderarse de todos mis sentidos a la vez, abrumando mi psiquis y desestabilizando mi concepto de la realidad. Si alguien en ese momento me hubiera querido informar o comunicar un mensaje, solo hubiera escuchado balbuceos incomprensibles, que mi memoria desecharía en cuestión de segundos a causa del pandemonium gestado por aquel tormento sónico en mi cabeza.
Tan sorpresivo como traicionero, lisiándome cual certera puñalada en la espalda y dejándome hundido en la profundidad de un océano de desesperación y desasosiego.
Podría comparar este sentimiento con la experiencia onírica en la que uno inicialmente se ve sumergido en agua a una profundidad en la que la superficie puede aún divisarse y de repente una fuerza comienza a empujarlo hacia el fondo sin absolutamente nada que hacer para evitarlo. Así lenta y gradualmente dispersando sus esperanzas de volver a respirar al ver como la superficie irremediablemente se aleja hasta confundirse con la oscuridad;  con la salvedad de que el sentimiento de todo ese sueño en mi caso se concentra en una ínfima fracción de segundo.
Las pocas ideas que pude arañar en ese letal instante daban vueltas torno a mi conciencia, giraban y rotaban desorientadas como si no supieran donde acomodarse, mientras que las imágenes que entraban por mi retina danzaban caleidoscopicamente.
Aunque esta sensación se haya prolongado por 2 o 3 segundos, pareció una eternidad inacabable, una tortura sempiterna, indigna de ser sufrida inclusive por el mas nefasto personaje habido y por haber.
Luego de pasado el período anteriormente mencionado, empezó progresivamente a retornar el poder sobre mis sentidos, las ideas se ajustaban en mi cabeza y las imágenes empezaban a tener forma entendible, así eventualmente aclarando el panorama en el que me encontraba y que hasta el momento ignoraba por completo.
Comencé a oir ruidos muy leves, distintos al sonido original, vibraciones que poseían un patrón algo mas amigable, bastante mas tranquilos. luego pude dar cuenta del silencio que me rodeaba y dominaba los alrededores, el cual hasta el momento se veía opacado por el mutilador ruido y que solo ahora , que mis ideas encontraban donde refugiarse podía discernir. El silencio era tan fuerte y tan hermoso, que casi anulaba los suaves sonidos que anteriormente nombré. Quizás lo abrumador de la cacofonía diabólica que me había devastado hace un instante fué el rompimiento de la muda armonía, la ruptura de la paz, el reemplazo de la ausencia. En este momento el sonido ya no era la horrible tortura que fué hace unos segundos, solo era un vestigio de lo que fué: el remanente era una manifestación bastante venenosa al oído y a la calma, que aunque no llegaba a perturbarme,  lograba generarme una gran incomodidad.
Acto siguiente comenzó la recuperación de mi capacidad de visión, pudiendo de a poco reconocer el entorno en el que me encontraba. a medida que pasaba el tiempo las imágenes comenzaron a ordenarse en mi cabeza, recuperando su color, ubicacion y forma originales, de esta manera tambien recuperando lo que para mi significaban. Al límite de dominar mi vista todo me era claro, y mas importante, familiar; No tendría problema en identificar cada objeto que mi vista podía finalmente concebir.
Al ser conciente de mi ubicación y entorno instantáneamente volvió el tacto a mi ser y control, como si una desmesurada corriente eléctrica me recorriera hasta el mas recóndito rincón de mi cuerpo devolviéndole la vida a cada una de mis terminaciones nerviosas.
Ya todo estaba resuelto dentro mío, ya sabía donde estaba y todavía mas importante, ya sabía (con sobrante seguridad) como detener el horrible sonido.
Extendí mi brazo de una manera mecánica y automática (como si de toda la vida hubiera sabido la solución al dilema que me provocaba aquella sonoridad) hasta el origen del recalcitrante ruido y con el peso de mi mano lo detuve.
A pesar de haber recuperado el poder sobre mi cuerpo, de ser conciente de mi paradero , de no estar mas bajo la horrible tortura a la que estuve sometido aquellos eternos segundos a manos de ese sonido, y mas aún, de finalmente haberlo detenido, no podía esbozar una sonrisa; Por el contrario, enterarme de mi condición me amargó y desganó por completo, como si el recuperar la conciencia de la situación en la que me encontraba era la segunda parte de la tortura, casi me atrevo a decir que la primera parte solo era una máscara del verdadero sufrimiento.