Deme un vaso de agua, enfermera, por favor.
¿Nadie ha llamado?
Gracias, es usted un ángel.
Disculpe, he volcado sobre la frazada.
Me ha temblado el pulso.
¿ya me tomó la temperatura?
no me acuerdo...¿estaba bien?
me alegro, ¡qué suerte!...
¿Por qué me han retirado
el teléfono de la habitación?
Ah. tuvieron que repararlo...
se lo tuvieron que llevar para arreglarlo...
no sabía que era así el asunto...
¿qué día es hoy? No la escucho bien...
miércoles, hoy es día miércoles...
¿de qué mes? septiembre...
En un día miércoles de septiembre...
¿en qué año estamos?...dos mil trece...
del año dos mil trece,
te acercaste a mi habitación
de enfermo... ¿estamos en un hospital o sanatorio?
mi habitación de sanatorio,
y al mirarte enamorado quedé de tu rostro...
Tú eres la única que viene a visitarme...
¿Y mi hija no ha venido?...
Tú eres la única que me acompaña
en esta triste , amarga y desesperada soledad...
¿Vendrá hoy ella a visitarme?, ojalá...
desesperada soledad, que siempre quiere
estar con tu figura, con tu presencia, porque...
¿qué hora es? las cinco de la tarde...
No, no tengo ganas de tomar té...aborrezco el té ,si usted dice que tengo que alimentarme,
¿con té solamente? y unas galletitas...
odio las galletitas...
¿qué es lo que quiero?...
Con tu presencia, porque estando tú...
calmas mi alma...
No, no quiero té, quiero una buena taza de café...
Ah, no me está permitido tomar café,
me hace mal...
Calmas mi alma porque me he acostumbrado...
También me gustaría una buena porción de pan dulce,
pero que no sea tan dulce...
más vale un chocolate amargo.
¡Tampoco puedo comer pan dulce
ni chocolate amargo!...
¿Y un par de churros rellenos con dulce de leche?
tampoco eso... cierto que estoy
con una estricta dieta,
debido a mi colesterol, a mi diabetes, sí, sí...
verduritas nomás... me dan asco las verduritas...
Calmas mi alma porque me he acostumbrado
a que todo lo que yo te pido, me lo das...
esto no tendría que agregarlo
al poema porque nada de lo que
le estoy pidiendo, puede dármelo...
Usted me cae muy simpática...ehhh...
recuérdeme su nombre...Ana María...
se parece mucho a mi hija...
¿llamó mi hija? tampoco ha llegado aún...
¿qué es lo que no recuerdo?...
¿cómo que no tengo hija?
¿y la que estuvo ayer casi todo el día conmigo?
¿era usted?...con razón le veía cara conocida...
¿me va a buscar el té con galletitas?
no me gustan ninguna de las dos cosas...
pero si me lo trae usted...
haré de cuenta que me lo trae mi hija...
cuando pueda venir, hágalo nomás...
la he de estar esperando...
Todos los derechos reservados del autor (Hugo Emilio Ocanto - 04/09/2013)