Párpado
En la cuchilla de los días, párpado,
en el gritar de los queltehues, párpado,
párpado en el azul de nubes tachonadas
de insectos infernales que algunos llaman astros.
En la plegaria, párpado, en el muerto,
en el reloj que nunca sabe para adónde,
en el por qué que espera decisiones,
en el salar de la garganta, párpado,
aguja, porvenir, sala de clases,
para olvidar el odio que parió su filatelia
o el miedo en el rincón en que entre doce te violaron,
para entrar en la luz, la luz que es siempre escasa
o escombro en el amor o taza rota,
para albergar en la humedad, ojo, buen párpado,
ni aquel azul censor de dedos de ángel,
ni aquella dulce flor en el agua sucia de un florero.
Es cosa de que observes tu vejiga,
es cosa de que trates con caimanes,
aquellos que dirigen monasterios,
aquellos que bautizan nuevas ruinas,
aquellas que sonríen para contarle al flash de un nuevo novio,
mientras hay moscas en la torta en cada acceso a los altares.
mientras hay niños muertos de hambre en el corazón de cada anciano.
Párpado al vivir, que la tormenta viene
y un cuchillo no será mejor testigo que tener
el par de ojos que te dieron bien abiertos y afilados,
cual la muerte que prosigue cuando no haya más que dejar que alguien los cierre.
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04 09 13