Una dama como usted puede hacer que todos los días sean perfectos, su sonrisa llegara con el amanecer y su mirada con el reflejo de la luna tierna. Mientras este humilde servidor, de sus palabras, paciente espere, usted vivirá en mi poesía y su llanto quedare en cada letra del alfabeto, pues su dolor será mi dolor, su alegría será mi dicha. Contare los versos y los guardare al viento, para que donde quiera que vaya, usted me acompañe dulce dama de lamento.
No quiero que piense que son solo palabras que escribo, quiero que entienda que son verdades que admiro.
Espero que al compás de un vals, y al sonido de sus tacones, su mirada derroche luz a mi vida, y las flores, para entonces dejaran de ser marchitas.
Un paso a la vez, le confieso, tengo intenciones de citas y cenas con velas, tengo la pasión por su cuerpo y alma juntos, una caricia bastan para entender, que al rose de sus labios, bajo la luna, ahí podre fallecer.